Vivir la Pascua en Manantial
En la semana de Pascua, desde Manantial, organizaron diversas actividades para sus niñas, niños y adolescentes.
Llegó la semana de Pascua, acompañada además de un sol maravilloso que iluminó todas las actividades que preparamos, desde Manantial, para nuestras niñas, niños y adolescentes.
Tras un reconfortante puente, empezamos la semana con un divertidísimo juego de láser, para el que nos desplazamos hasta el Laser Game Quest de Campanar, que nunca antes habíamos probado y en el que, además, nos obsequiaron amablemente con un picoteo. Una vez puestos los trajes futuristas y armados con nuestras pistolas láser, nos lo pasamos genial soltando adrenalina y disparando a todo lo que se mueve para ganar en equipo, claro.
El miércoles continuó acompañándonos el sol y el buen tiempo, perfecto para la ruta que teníamos programada. Nos fuimos, ni más ni menos, que hasta Olocau, en la comarca del Camp del Túria, para conocer el camino del Puntal dels llops, en la Sierra Calderona, que llega hasta las ruinas de un asentamiento íbero del pueblo edetano. Nos llevó hasta allí Víctor, un simpatiquísimo guía local que, además, nos ilustró con la historia de la zona. Desde allí pudimos contemplar las impresionantes vistas de la comarca mientras disfrutábamos de la mona de Pascua. Aunque caminar no sea siempre la actividad más divertida, hay que decir que lo pasamos genial viviendo la experiencia en grupo, eso sí, menudas curvas tomaba el autobús para llegar hasta allí, y luego, la vuelta a casa.
El metro fue nuestro transporte para la salida del jueves. Fuimos a Natural Climb, un rocódromo situado en Safranar, donde pudimos aprender y disfrutar del deporte de escalada, guiados por unos monitores majísimos que se dejaron el alma buscando pies de gato para todas las personas que fuimos, casi como un rompecabezas. Muchos de los pequeños ya conocían el sitio porque habíamos ido otras veces, pero para los nuevos fue una sorpresa encontrar al “mono”, un gran rostro de un gorila de colores, que se puede escalar y coronar hasta su cabeza, ¿Será por eso que lo llaman coronilla? También pudimos probar el rápel, escalando bien alto con arnés para después dejarnos caer con las cuerdas. Todo el mundo disfrutó de lo lindo, y más de uno y de una demostraron que llevan a Mowgli en la sangre. Los monitores nos comentaron, además, que fue uno de los grupos que mejor se han portado de todos los que han ido al rocódromo, y no son pocos los coles que les han visitado.
Llegó el viernes, último día. Y para poner la guinda a la semana hicimos una actividad que era nueva para todo el mundo: visitamos la huerta de Alboraya. Concretamente fuimos a la huerta de nuestro compañero Marc, educador de Manantial. Allí aprendieron a diferenciar una escarola de una lechuga o una remolacha de una acelga roja, entre otras cosas, y creedme cuando os digo que no fue tan fácil como parece. Hubo quien confundió hasta una alcachofa con una tomatera, en fin.
Pudimos ver también un corral de gallinas criadas en libertad, justo unos días después de que hubieran nacido pollitos, toda una atracción. Allí vieron y conocieron de primera mano todo el trabajo que supone cuidar de un huerto ecológico y de los animales. Además, hubo tiempo, después del almuerzo, para saltar en la cama elástica y tirarse por un par de toboganes. Una semana redonda que terminó con un paseo por los campos de l’Horta Nord, donde pudimos ver una hípica con caballos pastando y atravesar las instalaciones de la Universitat Politècnica de València, hasta llegar al tranvía y volver a casa.
Podemos decir que fue una semana espléndida que nos dejó a todas las personas involucradas, tanto equipo educativo como niñas, niños y adolescentes y familias, con muy buen sabor de boca, el corazón bien lleno y las pilas cargadas para encarar el último trimestre del curso.