Análisis y reflexión31/07/2024

Verano 2024

Verano a una… dos… tres… cuatro… velocidades.

Verano donde las playas y piscinas se llenan de sombrillas multicolores con gente dormitando bajo su sombra o pegándose un buen chapuzón en aguas relajantes. Restaurantes y terrazas repletos de quienes disfrutan de la gastronomía de la zona, igual que en la montaña, con sus casas y hoteles rurales. Una buena economía permite gozar de todo el bienestar que el dinero puede proporcionar.

Verano para quienes han conseguido un contrato temporal que da un respiro. En bares, hoteles y restaurantes. Los talleres de Cáritas les han valido mucho y el de inglés da soltura para entenderse algo con los clientes extranjeros, por lo que les pagan un poco mejor y recogen alguna propina. Están contentos porque tienen asegurados los materiales y la ropa de los niños y niñas para el curso que viene. El horario y, a veces, un poco más, no da un respiro pero, quién sabe en un futuro…   

Aquí, en la huerta, el verano trae una buena oportunidad de vida. Para quienes nada tienen, ni siquiera regularizada su situación, jornales para recolectar la fruta de temporada, la garrofa también, a bajo precio, eso sí, pero que da para alquilar una habitación o una nave compartida, y para comer. Con los papeles en regla será otra cosa y hasta podrán traer a la familia. Cuentan con la ayuda de Cáritas que les enseña el idioma y les ayuda con la documentación. Es la esperanza para quienes solo cuentan con los sueños y unos brazos fuertes.

Estos, acaban de llegar. Verano y calor extremo. Desorientados y exhaustos. Hambrientos. En una patera que ha entregado al mar a una parte de los compañeros de viaje. Niños y niñas que no para de llorar, jóvenes enfermos y agotados por una travesía a puro sol y puro mar. Sin esperanza y poniendo en duda la veracidad de los sueños de una vida sin miedo. 

Verano, ¿y ahora qué? Son adolescentes, o menos, con el curso acabado y unos meses por delante a expensas de lo que los padres y madres, o las familias de los padres, quiera. El móvil añadido al propio cuerpo y lo que ofrezca de entretenimiento.

El verano de María podía ser tranquilo y con algo de bienestar, por unos días, en su tierra. Se lo han podido permitir. Ella y su marido trabajan ya con contrato y han ahorrado lo suficiente. Una hija de ocho años, aplicada y responsable, verá por primera vez la tierra de sus abuelos. Pero una broma de los compañeros del cole ha dejado a los padres indignados y mermada la ilusión por el próximo viaje. Y es que a la niña le han instalado en el móvil, ¿móvil?, una página de pornografía. El colegio averiguará la autoría de la acción, pero eso ya será en septiembre.