El cuento de los viernes17/01/2025

Un uniforme para Federico

A Federico y a su mujer, Sandra, ya les conocemos bien. Cáritas ha estado a su lado apoyándoles.

—María, mira el WhatsApp que te he mandado. A ver qué te parece.

Ese tono de orgullo de Federico dejó a María muy intrigada.

Federico y María habían hecho una buena amistad desde hacía años, desde que Federico empezó a acudir a Cáritas.

A Federico y a su mujer, Sandra, ya les conocemos muy bien. Cáritas ha estado a su lado apoyándoles en su lucha para que Federico salga del difícil camino que emprendió hace muchos años. Se ha alegrado con cada trabajo que le ha salido, ha sufrido con sus recaídas cada vez menos frecuentes y les anima en su confianza de salir adelante.

El nacimiento de la pequeña Isabel fue la alegría y la admiración de ellos y para las voluntarias de Cáritas un nuevo compromiso.  

También llegaron a la familia Mateo, el hijo de Sandra, e Isabel, su madre, y la vida continuó tranquila, en ese extraño filo que debería vencerse solo en un sentido.

Se preparó el bautizo de la niña con esmero, recibió regalos del equipo de Cáritas, María se encargó de las fotos y la ceremonia la celebró el padre Javier, que tanto ha hecho por Federico desde que este era un niño. 

Mateo, un niño encantador, enseguida fue escolarizado y la abuela Isabel ayuda en casa y se pasa por Cáritas a recoger algunos alimentos.

María, asombrada, marca el número de Federico.

— ¡Qué, María! ¡Qué me dices!

—Pero Federico, no entiendo nada, —dice María—. ¿La Sandra y tú con uniforme? 

— Sí, sí. Pero la Sandra se lo ha tenido que dejar por el embarazo. Es que puede coger una infección.

—A ver, a ver. Explícamelo despacio y bien.

— La Sandra y yo somos voluntarios en el equipo de Protección Civil del pueblo y ahora, con lo de la Dana, hemos estado en Chiva con los compañeros, limpiando,  quitando muebles. El padre Javier me vio y se puso muy contento. Él me quiere mucho, ¿sabes? He estado ingresado por inhalación de gases en los garajes. Dos veces, pero enseguida he vuelto. Nos dan formación para que siempre sepamos lo que tenemos que hacer.

— ¿Y por qué no me sorprende?—. Dice María contenta de ver de todo lo que es capaz Federico.

Federico arrastra un duro lastre de malos tratos desde niño. De caminos desviados en la adolescencia, pero todo el cariño que no pudo dar de pequeño lo ha mantenido dentro de él, multiplicándolo y ofreciéndolo desinteresadamente allí donde se le abren puertas.