Cáritas parroquiales09/07/2024

Teresa Estrada: «Viene mucha gente de fuera y la trabajadora social nos asesora para ayudarles lo mejor posible»

Teresa fue homenajeada por Cáritas Diocesana el pasado diciembre de 2023, el día del Voluntariado, por sus veinticinco años de colaboración con Cáritas.

Teresa Estrada ha vivido envuelta en el Amor de Dios toda su vida. Criada, educada y amada en un hogar de profunda fe y dedicación a la Iglesia y al prójimo.

Le gusta contar que un tío de su bisabuelo fue sacerdote en Yátova, su pueblo, allá por los años mil ochocientos y pico. Por su gran labor tiene una calle dedicada, la del “Cura D. Joaquín Estrada” y el resto de la familia, generación tras generación, ha seguido teniendo a Dios por bandera en todo lo que la vida les ha deparado.

Sus historias son impagables, como la de su tía Josefina que en la Guerra Civil guardó en refajos de sus abuelas, con polvos de talco para que no se estropeara, todo el archivo de Yátova que es hoy el más antiguo de la comarca.

«Mi abuelo y su hermano se dedicaban a cantar la misa en latín en las celebraciones y acontecimientos importantes con unos libros grandísimos que yo recuerdo haber visto de pequeña».

Su padre también le inculcó, con su ejemplo, la entrega a los demás, en tantas ocasiones desinteresada, desde su labor como comadrón y practicante, lo que le valió el respeto y reconocimiento de su pueblo plasmados en el nombre de otra calle, la de D. Eduardo Estrada. 

«Ahora mi hermana Carmen, que también es de Cáritas, se encarga de los manteles de la iglesia, de dar los toques de campanas, de todo lo que hace falta».

En Yátova, Cáritas se formó en 1985 porque había muchas familias con necesidad. Todo, gente del pueblo. «Con Pilar Celda de directora y mis tías en el equipo. Más tarde fue mi prima Teresa directora. Yo entré en el año 1998, de secretaria hasta el 2012», añade.

Teresa es maestra de profesión. Trabajó en Chiva, Alborache y Turis primero, después ya en Yátova y desde 1985, como profesora de Religión.   

«Entré en Cáritas porque necesitaban gente, me lo pidieron y vi la oportunidad de trabajar por mi pueblo. Veía las desigualdades, los cambios, los desafíos que había y aunque fuera con mucho esfuerzo quise estar ahí, por mejorar un poco la vida. Como soy de Yátova, en el cole me tenían mucha confianza y venían a contarme cosas muy duras. Mi marido, que aun vivía, se ocupaba de todo cuando yo tenía que ir a Cáritas. «No te preocupes por nada. Haz lo que tienes que hacer», me decía». 

Dios la ha colmado, a ella y a su marido, con una familia grande, unida y cercana. Tres hijos adoptivos, dos chicas y un chico, hermanos entre sí, que les han dado cinco nietas y un nieto y dos biznietos, chico y chica. Todos viviendo en Yátova y tienen en Teresa el mejor de los apoyos.

«La segunda de mi hija mayor, que ya ha terminado la Universidad, habló con la coordinadora de la Vicaría para hacer voluntariado y ahora se va a Kenia. Nosotros les hemos inculcado siempre que sin fe no se puede vivir. Hay que pensar que debemos ayudar a los demás y ser un apoyo a quien nos necesite. Todos lo han visto desde pequeños, en mis padres, mis hermanos, en mi marido y en mí».

Teresa sigue entregada a la familia, a la Iglesia y al pueblo. Ayuda todo lo que puede. Hace cuatro años tuvo que dejar Manos Unidas donde fue delegada durante veintiún años formando un equipo muy bueno de doce personas, entre ellas su hermana, que realizaba actividades como los buñuelos y el chocolate en la bendecida de animales de San Antón, hasta con nieve algunos años, o la cena del hambre, para colaborar con proyectos en países empobrecidos. Todo con mucho éxito «y con la ayuda de Cáritas», afirma Teresa.

Ahora se ocupa de la ropa. De arreglarla y clasificarla. No falta a las reuniones y así está al tanto de las novedades y de aprender. Alimentos ya no reparten, lo han cambiado por vales.

«Han cambiado mucho los tiempos, —concluye Teresa—, y las personas y la manera de ayudar. Viene mucha gente de fuera y la trabajadora social nos asesora para ver cómo se les puede ayudar lo mejor posible. Son personas y familias, algunas con niños pequeños, muy necesitadas y hay que ayudarles porque para eso estamos».

Teresa también tiene que decir que está muy agradecida a Cáritas Diocesana por el homenaje que recibió el pasado diciembre de 2023, el día del Voluntariado, por sus veinticinco años de colaboración con Cáritas.