Análisis y reflexión23/09/2024

Que las mujeres puedan seguir soñando con un futuro libre de violencia

Hoy es 23 de septiembre, Día internacional contra la explotación sexual y la trata de mujeres, niñas y niños.

Vivimos en un sistema social de desigualdad entre hombres y mujeres, con consecuencias directas sobre la vida, la dignidad y los derechos humanos de las mujeres. La prostitución es una de las formas de violencia más extrema contra las mujeres. Y lo es aún más, porque está legitimada socialmente. Cada día a nuestro alrededor, miles de mujeres y niñas sufren los abusos y la violencia sexual que supone el contexto de prostitución, tanto por parte de sus proxenetas como de los hombres que demandan sexo a cambio de pago. Y ahí está esa realidad, oculta en pisos, clubs y a las afueras de las ciudades. Donde no podamos verla. 

Para responder a la demanda del sistema prostitucional se produce el fenómeno de la trata. La trata tiene rostro de mujer. La mayoría de veces no tiene cadenas físicas. No tiene cerraduras. No tiene candados. Tiene barreras invisibles que las demás personas no podemos percibir fácilmente.

La trata ya no es lo que conocíamos porque las redes de tratantes y proxenetas han ampliado sus métodos de captación, traslado y explotación. Se nutren principalmente de las más vulnerables, de aquellas que han sido violadas, vejadas, que viven situaciones de pobreza, de violencia y de necesidad. De aquellas que están tan acostumbradas a que su dignidad sea degradada, que incluso pueden llegar a no percibir la violencia sufrida. Además, los elementos de coacción utilizados para mantenerles en la explotación e impedirles la salida, están mucho más latentes. Las amenazas y violencia contra las familias en el país de origen, son una realidad con la que las mujeres deben lidiar en su día a día a tantos kilómetros de distancia.

La trata tiene rostro de mujer. Y a veces es un rostro que sonríe, incluso con ilusión. Y es que, en ocasiones, son ajenas a sus propias cadenas. Sueñan con salir de la situación de explotación, reencontrarse con su familia, tener un empleo y vivir tranquila. En definitiva, mirar al futuro con la esperanza de sobrevivir. 

23 de septiembre, Día internacional contra la explotación sexual y la trata de mujeres, niñas y niños, desde el Programa Jere-Jere de Cáritas Diocesana de Valencia, queremos poner de una manera especial la mirada en la esperanza de que las mujeres que sufren o han sufrido esta situación puedan acceder a los derechos que les permitan tomar las riendas de su camino, de su proyecto de vida, soñando con un futuro libre de violencia.