Cáritas parroquiales12/12/2022

Proyecto Hiedra: una andadura de amor y perseverancia

Han pasado 20 años desde que se creó el proyecto Hiedra y no ha perdido ni un átomo de vitalidad y carisma.

“Veinte años no son nada”. Así expresa Caritas parroquial de María Medianera en el barrio de la Olivereta de València este tiempo de vida del proyecto Hiedra. Ha sido en la inauguración, hace unas semanas, de nuevos locales destinados a clases de repaso para adolescente y talleres para mujeres.

Un pronóstico y un propósito.

Muchos años desde que se creó el proyecto Hiedra y no ha perdido ni un átomo de vitalidad y carisma. Ha crecido el proyecto y ha crecido el número de personas y entidades que se suman con sus aportaciones a que Hiedra siga desarrollando su actividad. 

Recuerda Mari Luz Barreña, directora de la Cáritas parroquial y del Proyecto, que desde su creación las actividades se realizaban en todos los espacios disponibles en la parroquia, incluso en el descansillo de la escalera. Fue una época en que el barrio se pobló de personas migrantes, con escasos recursos y muy necesitadas de integración. Se les fue atendiendo en la inmediatez, alimentación y un lugar donde dormir. Se les acompañó buscando alquileres baratos y pisos compartidos por varias familias, también trabajo, dentro de sus posibilidades, en el servicio doméstico y el cuidado de enfermos y personas mayores.

«Una vez cubiertas las necesidades básicas nos dimos cuenta de que había otras necesidades “ocultas” y que, de alguna manera, había que apoyar a la mujer que era la que llevaba la carga del hogar, de los hijos y del trabajo fuera de casa. Empezamos con los cursos. Siete mujeres, siete niños en aulas contiguas y un sólido voluntariado».

Mari Luz expresa con orgullo que hoy atienden a treinta mujeres y ciento veinte niños, desde cero años a cuarto de la ESO.

Con la llegada de la pandemia, aunque ya era una necesidad anterior, tuvieron que buscar nuevos espacios que albergaran las actividades con mayor amplitud. Y los encontraron. Ni en los días de confinamiento dejaron su labor. El contacto en línea siguió manteniendo viva la llama de las relaciones, de los cursos, de las clases de repaso y de los juegos.    

Desde el principio forman parte del programa de Familia e infancia de Cáritas Valencia y hace quince años entraron en el programa Caixa Proinfancia. Hoy nueve profesionales y treinta voluntarios hacen realidad el proyecto Hiedra.

Hace dos años las hermanas Clarisas Capuchinas les cedieron  unas estancias vacías en su convento de Santa Clara, cercano a la parroquia, donde se ha trasladado el repaso de secundaria. Hace un año, los propietarios de un bajo en el barrio realizaron su donación temporal y allí han situado los talleres para mujer. Patronaje y costura con veinte máquinas de coser, zonas para clases de valenciano, inglés, lectura, cuenta cuentos, baile, meditación e integración entre ellas. «Empezaremos a hacer talleres prelaborales con la consecución del correspondiente diploma». 

Se ha conseguido cambiar la percepción de muchas personas y entidades de que no solo la infancia importa. Hay que trabajar también con la familia, con la mujer, crear grupos de apoyo que fomenten las relaciones de solidaridad entre ellas.   

La suma de ayudas puntuales, donaciones, colectas y el compromiso de la comunidad parroquial de un barrio humilde contribuyen a que muchas de sus mujeres y de su infancia, de las familias en definitiva, dispongan de un espacio de acompañamiento que apoya su desarrollo y crecimiento personal y familiar.  

A través de Caixa Proinfancia se trabaja en red con otras entidades sociales para detectar las necesidades de la zona y crear el engranaje de subproyectos para complementarse en la atención a la infancia, la mujer y la familia.    

Abnegación y dedicación desinteresada con el propósito de ofrecer a los más vulnerables de la sociedad herramientas para alcanzar la oportunidad de vida digna.