Economía solidaria02/03/2020

Pili Roig, de Mil.una: «Procuramos que las herramientas formativas sean las mejores»

Nos acercamos a Mil.una, el proyecto de las Obreras de la Cruz con quien Cáritas Valencia organiza cursos de formación para el empleo.

El menú del día va a ser hoy arroz caldoso con pollo y frijolitos tiernos, empanadillas de atún con espinacas y de postre coca de yogur. En la cocina, un trajín dinámico y profesional. Delantales impolutos y miradas atentas a todo lo que las diestras manos de Genica Isaic realizan. Marta Isabel, Jaqueline, Julianne, Franklin, Raquel, Jucler, Miryam, Julian, Jorge y Daniela son los alumnos de este taller de cocina doméstica, todos con varios denominadores en común: su gran interés en aprender lo que Geni, entre teoría y prácticas, les enseña y que les hará poseedores de un título que les abrirá el camino al mundo laboral; su empeño en rehacer su vida y su necesidad de no sentirse solos. Y es que el menú de cada día, mientras duren las prácticas, lo compartirán con paladar crítico para mejorar lo que haga falta y para establecer lazos de amistad, que también importa mucho.  

Desde la higiene personal, a cómo mantener en estricta limpieza los utensilios de cocina hasta, como hoy, trocear un pollo, sacar filetes, guardar y congelar según el tipo de comida que vayamos a cocinar para no desperdiciar ni un solo gramo de carne. Dice Geni que están muy interesados, que aprovechan mucho y que cada día se chupan los dedos con el resultado.

Un taller de ochenta horas que les da base suficiente y que les hace perder el miedo ante futuras entrevistas de trabajo. La profe, Geni, lleva desde dos mil once en este proyecto. También llegada de fuera con su marido, hace muchos años, es valenciana sin restricciones, enamorada de la cocina de aquí, la de frutas, verduras y legumbres, y sabe muy bien ponerse en el lugar de su alumnado, de comprenderle.

Pili Roig, coordinadora del proyecto desde el Instituto Secular de Obreras de la Cruz explica que fue en el año dos mil cuando el Programa de Acogida de Cáritas Valencia se encuentra con una llegada masiva de mujeres inmigrantes y junto con el Área de Economía Social observan la necesidad de articular la orientación laboral y formación de esas mujeres que llegaban de otros lugares con una inseguridad absoluta en todos los terrenos. Se solicitó ayuda a las Obreras de la Cruz, que contaban con el espacio, sin uso entonces, que ocupa ahora el taller y con la experiencia en este tipo de formación, para iniciar el proyecto.

En estos momentos, la formación ya no es solo para la mujer inmigrante. Es para quienes quieran formarse en el ámbito doméstico. «Es cierto que damos prioridad a quien llega de fuera sin documentación —explica Pili Roig— porque son quienes menos posibilidad tienen de acceder a la formación reglada. Trabajamos mucho con estas personas sin documentación aunque también hay gente española que necesita esta formación. Y este trabajo, que tradicionalmente era de mujeres, desde hace unos años, cada vez está más solicitado por hombres. Hay más salida para las mujeres pero también se contrata a hombres».

Se imparte también un taller socio-sanitario y el taller de Empleo doméstico con los módulos de cocina, planchado, costura y limpieza. Un curso significativo en cuanto a horas y aprendizaje, adecuado al certificado de profesionalidad con el fin de profesionalizar el trabajo doméstico. Con el paso del tiempo y con la experiencia pueden llegar a homologar oficialmente el título.

Estos talleres son un trabajo conjunto del Área de Economía social de Cáritas Valencia que es quien organiza y planifica la formación y las Obreras de la Cruz, que los coordinan. Y son fruto también del trabajo en red con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Museros que facilita las prácticas en hogares del pueblo.

El alumnado llega derivado de las Cáritas parroquiales y de los Equipos de empleo. Los cursos se lanzan por Vicarías, según las necesidades: cada Equipo de empleo demanda el tipo de formación que cree necesaria para sus participantes. Se imparten en Museros o en otras poblaciones y el mismo taller costea, cuando es necesario, el desplazamiento del alumnado.            

Para Pili Roig: «Lo importante es que después tienen más facilidad para encontrar trabajo. Salen oportunidades. Las herramientas formativas con que se les dota procuramos que sean las mejores».

El proyecto ha mantenido el nombre con el que las Obreras de la Cruz iniciaron sus talleres de costura, de auxiliar de enfermería y una guardería. Mil.una da nombre a la esperanza de labrarse un porvenir a quienes llegan, como el alumnado de hoy, de Honduras, Venezuela, Colombia, Ucrania, Rumanía y Camerún u otros países donde no se permite ni la vida ni el progreso.