Ocio en familia
Hoy reflexionamos sobre el tiempo libre en familia, de la mano de Proyecto Hombre Valencia.
El tiempo libre suele ser el espacio en el que acontecen los primeros contactos con las conductas adictivas, sea mediante sustancias o a través de comportamientos. Por ello se hace necesario orientar de una forma ágil y clara, sobre la importancia del uso del ocio por parte de la familia para convertirlo en un espacio educativo y socializador, y por lo tanto, preventivo de los riesgos de conductas problemáticas.
Respondiendo a esta necesidad, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado ha publicado un interesante folleto con el título de Actividades alternativas para la prevención de las adicciones”.
El ocio en familia es una magnífica oportunidad para favorecer el desarrollo adecuado de las hijas y los hijos, ya que facilita espacios para educar y socializar. Se fomentan valores como el compromiso, la tolerancia, el respeto, la comunicación, todo ello en favor de un estilo de vida propio y saludable.
Organizar y compartir el tiempo libre mejora los canales de comunicación dentro de la familia, también nos reequilibra, al reducir las tensiones acumuladas. Incrementa los vínculos emocionales de la familia, a la vez que permite reforzar la autoestima y la autoconfianza de hijas e hijos fomentando la creatividad y la apertura hacia nuevos intereses. Además, ofrece espacios para el aprendizaje de habilidades sociales e incluso posibilita una formación cultural y un enriquecimiento relacional y social muy amplio.
Todas las personas necesitamos de dos tipos de opciones en el tiempo libre, el de disfrute y el de satisfacción, pero mucho más los menores de edad y los jóvenes.
El de disfrute se relaciona con actividades más pasivas y efectos más inmediatos, tales como ver la televisión o los videojuegos; mientras que el de satisfacción tiene expectativas a más largo plazo, son más activas y se caracterizan por la búsqueda de una realización personal, normalmente actividades grupales y en medio abierto, —entran aquí las actividades deportivas, artísticas o medioambientales—. Es importante que en la adolescencia cuenten con tiempo libre, no solo los fines de semana sino también entre semana y de ese modo practiquen su planificación y autonomía.
Al hablar de tiempo libre muchas personas piensan en su coste económico, pero hay que ser creativo, ir un poco más allá de lo típico y de lo que nuestra sociedad de consumo promociona. No se trata tanto del qué haces, como del cómo lo puedes hacer: colaborar en la preparación de la comida, cuidar la terraza, ordenar el trastero, realizar la lista de compras, todos estos pueden ser momentos de encuentro y disfrute si los organizamos con ese objetivo. Pasaríamos luego a actividades como los juegos de mesa o los videojuegos, las exposiciones y representaciones artísticas, el senderismo. El abanico es muy grande cuando se piensa en él con la mente abierta.
Para acertar en el diseño de las actividades, lo más fácil es preguntarles y convertirlos en miembros activos de su creación. Hay que tener presentes su edad y sus habilidades, para que el tiempo libre suponga retos asumibles y generadores de satisfacción.
Si es un tiempo de verdad libre, seamos los padres y las madres los primeros en dar ejemplo, sin interrupciones por llamadas de trabajo o cosas similares. Organizar juntos la gestión del tiempo libre o de parte de este, les permite ir adquiriendo habilidades de planificación, organización y autocontrol.
Hay que ser muy prudentes al emplear la retirada de actividades de ocio como sanción por incumplimiento de otras responsabilidades, privarlos del entrenamiento de su deporte, de la reunión del grupo scout o actividades similares suponen una pérdida educativa importante.
El objetivo es disfrutar al máximo todos juntos, fortaleciendo los vínculos que contribuyen a mejorar la convivencia en casa. Es muy importante que en la adolescencia tengan a sus padres y madres como referentes de un ocio saludable, por ello, cuanto antes se empiecen a desarrollar actividades de ocio familiar, más fácil es que se integren en el estilo de vida de los niños, niñas y adolescentes. De este modo será mucho más sencillo que se establezcan hábitos y actitudes incompatibles con el consumo de drogas y otras conductas adictivas.