Fundaciones09/11/2022

Los cuidadores y cuidadoras de las personas mayores

El día 5 de noviembre se celebra el día de las personas cuidadoras.

Todas las personas tenemos una idea, poco más o menos acertada de qué representa en nuestra sociedad, sobre todo en estos tiempos, en que las personas mayores llegan a una avanzada edad y necesitan de cuidados, la figura de la persona cuidadora. Es esta una labor esencial para darles calidad de vida a las personas mayores y, si bien es cierto que las mujeres están más vinculadas a esta tarea de cuidados, hoy en día es una tarea que debemos normalizar y que debe recaer igual en mujeres que hombres.

Pero, ¿qué idea tenemos de las personas cuidadoras, que dedican su tiempo a los cuidados de los demás? Debemos tener en cuenta que las personas que cuidan no están cuidando de sus familiares, pero prestan una dedicación que se convierte en su medio de vida y, en muchas ocasiones, en su vocación.

Por lo general son personas que, no solo ponen todo su empeño en hacer su trabajo lo mejor posible, para cumplir con su obligación, sino que añaden un plus de cariño, pues se dan cuenta de que las personas mayores necesitan, tanto o más que los cuidados físicos, el cariño que ponen en los cuidados.

Las personas cuidadoras captan enseguida esta necesidad y se vuelcan en intentar paliarla. Dicha necesidad nace del desarraigo que sufren al dejar su casa, sus cosas, su familia, sobre todo la compañía diaria, en el mejor de los casos, de sus hijos. Son las personas cuidadoras las que ponen toda su humanidad, mucho cariño y un gran caudal de paciencia, en hacer que su vida sea lo más feliz posible.

Hay que tener en cuenta que las personas cuidadoras también llevan su historia personal de cuidados con sus propios familiares, de dificultades en una vida tan compleja como la que vivimos actualmente y es de alabar su profesionalidad a la hora de dejar sus preocupaciones personales y atender las necesidades de las personas mayores con ese plus de cariño sincero y de corazón. 

Creo que estas personas, hombres y mujeres, que se encargan de nosotros/as, las personas mayores, en situaciones de mayor o menor dependencia, merecen la gratitud de las familias y de la sociedad, sabiendo comprender que su carga de trabajo es mucha y que realizan una labor esencial. No son ángeles, sino personas de carne y hueso, que se esfuerzan al máximo por hacer que las personas a ellas confiadas vivamos contentas y felices. En el libro del Eclesiastés leemos: «No abandones a tu padre mientras viva, aunque chochee, no le abochornes mientras viva…».

Yo, desde mi puesto privilegiado de residente, quiero expresar desde estas líneas mi más sincera admiración por las personas que hacen de su trabajo, una vocación en beneficio de las personas, en muchas ocasiones, tan faltas de cariño y comprensión.