Cáritas parroquiales04/07/2024

Fernando Carrasco: «Lo que hacemos es construir ese Reino de Dios donde todos somos iguales»

Cáritas interparroquial de Requena también recibió el reconocimiento de Cáritas Valencia en la celebración del Día del voluntariado en diciembre de 2023.

Esta propuesta mereció la atención de Cáritas precisamente porque el festejo que se celebró la víspera del día de la Inmaculada Concepción revive, por segundo año, una tradición que en Colombia se realiza desde la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción y ha sido importada a Requena alimentando la espiritualidad compartida y fraterna.  

Fue un acto que, el primer año que se celebró, lo relatamos por su significado de fe y devoción a la Madre de Dios de una forma familiar y llena de encanto y por el gesto entrañable de evocar, tan lejos de su país, una añoranza de la comunidad colombiana residente en el pueblo y acompañada por la comunidad parroquial.

Uno de los sacerdotes de Requena, oriundo de Colombia, propuso en 2022, replicar esta celebración e invitar a cuantos quisieran participar, lo que lleva, a la caída de la noche del 7 de diciembre, a las familias colombianas, el voluntariado de Cáritas interparroquial, vecinos y vecinas del pueblo y a los sacerdotes a reunirse en honor de la Virgen María. Da comienzo el festejo en la capilla que Cáritas tiene instalada en sus locales, con una oración dirigida a María Inmaculada. Seguidamente, en el exterior del edificio, fueron prendiendo la llama de las velas que llevaban preparadas con adornos coloridos y originales. La emoción caló hondo, sobre todo entre quienes tenían la familia lejos y algunos de ellos quisieron llamar a sus seres queridos.

La celebración finaliza compartiendo los dulces que han preparado las voluntarias y voluntarios de los equipos de Cáritas en un ambiente de familiaridad y alegría.

Fernando Carrasco, párroco de El Salvador de Requena, que es quien nos ha relatado esta fiesta de dos pueblos unidos en torno a la Virgen María, prosigue con una reflexión:

«Esa noche nos dimos cuenta de la importancia de esta celebración para ellos. Para este año, les hemos pedido que preparen dulces de su país, como unos buñuelos típicos de la celebración. Ha sido una actividad que hemos propuesto nosotros pero cuyos verdaderos protagonistas han sido ellos. También nos dimos cuenta de que la ayuda que damos está muchas veces tan centralizada en la Acogida y la ayuda material que nos olvidamos de que podemos compartir también sus costumbres y su cultura. Vienen a un lugar que no conocen, un lugar muy distinto y, por tanto, que tengamos esos guiños con lo suyo les hace mucho bien».

Y añade: «Por su carácter fue una fiesta muy entrañable, sobre todo porque los teníamos a ellos como protagonistas y como partícipes de la celebración. A veces damos y ya está. No nos damos cuenta de lo que ellos nos pueden dar. Hemos podido ver cómo también nos dan porque tan importantes son nuestras costumbres como las suyas. Lo que hacemos en conjunto es, en definitiva, construir ese Reino de Dios en donde todos somos hermanos iguales y donde la fe nos une porque el Señor es el mismo allá como aquí. Para todos es muy enriquecedor y queremos mantenerlo en el tiempo».