El cuidado afectivo y efectivo
Mañana se celebra la Jornada Mundial del Enfermo y releemos Crónica de la Solidaridad para repensar los cuidados.
El papa Francisco, en su Mensaje para la XXIX Jornada Mundial del Enfermo celebrada el 11 de febrero de 2021, nos indica que la enfermedad tiene el rostro de cada enfermo y enferma pero también el rostro «de quienes se sienten ignorados, excluidos, víctimas de injusticias sociales que niegan sus derechos fundamentales». Ante ello nos exhorta a ser cercanos porque «la cercanía, de hecho, es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad». Todo ello considerando que los cristianos y cristianas vivimos la proximidad como expresión del amor de Cristo.
De esta proximidad nos habla Daniel Rodriguez de Blas, técnico del Equipo de Estudios de Cáritas Española, en su artículo Voluntariado, comunidad y COVID publicado en Crónica de la Solidaridad 62 (diciembre 2020, págs. 30-33). En él vincula voluntariado y comunidad pues «Nuestro trabajo como voluntarios y voluntarias debe sumar comunidad y suponer un apoyo efectivo y afectivo a las personas con las que trabajamos». Considera que el voluntariado de Cáritas da ánimo y ayuda (apoyo afectivo) y también asiste materialmente (apoyo efectivo).
No obstante, advierte del riesgo de no crear una relación recíproca y mutua pues «pocas veces nos sentamos delante de una persona participante y le contamos cómo nos encontramos y lo bien o mal que nos sentimos con esta o aquella cosa». Señala el autor que debemos cuidar ese aspecto porque algunas investigaciones revelan que la pobreza monetaria en muchas ocasiones conlleva pobreza relacional y aislamiento social.
En opinión de Daniel Rodríguez «se crea comunidad mediante el apoyo tanto efectivo como afectivo que se brinda a la persona participante». Por ello, las personas voluntarias de Cáritas deberíamos preguntarnos: ¿Creamos comunidad con las personas participantes de Cáritas a las que acompañamos?