Nuestro día a día15/02/2023

Caminar con ojos abiertos

Cáritas quiere estar cerca de las mujeres que se encuentran en contextos de prostitución, tratando de construir espacios de dignificación.

Cáritas como organismo de la Iglesia Católica, encargada de promover la acción caritativa, en su misión de estar cerca de los más desfavorecidos y desarrollar acciones significativas con los colectivos más vulnerables, quiere estar cerca de las mujeres que se encuentran en contextos de prostitución, tratando de construir espacios de dignificación.

Las violencias machistas son la máxima expresión de un sistema estructural de desigualdad e injusticia social y una violación grave de los derechos humanos de las mujeres… Violencias que se manifiestan de muchas formas, siendo las mas extendidas entre las mujeres acompañadas por Caritas la violencia en el entorno doméstico y en los contextos de explotación sexual y trata con fines de explotación sexual.

El papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones nos ha dicho:

«Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad».

Caritas Diocesana de Valencia a través del programa Jere-Jere, viene acompañando a mujeres en contexto de prostitución y victimas de trata para fines de explotación sexual desde hace más de 20 años.

Nos ponemos en camino, salimos al encuentro en calles, locales, pisos, … allí donde se encuentran estas mujeres, atrapadas, ocultas, vilipendiadas… nos acercamos a ellas, mujeres que sufren una de las  formas más crueles de explotación, tratando de reconocer su esencia, su dignidad.

Tratamos de mantener una mirada de ojos abiertos, una mirada profunda… mirada para reconocer en lo oculto… para sacar a la luz toda forma de violación contra los derechos de las mujeres.

Son Mujeres sin oportunidades, en contextos de pobreza, sufriendo violencias en las que son vulnerados continua y repetidamente sus derechos… Situaciones que hacen muy fácil a las mafias detectarlas, captarlas, engañarlas…

Y tras el primer impacto, iniciamos pasos para caminar de nuevo con la mirada y el corazón abierto, quedando sobrecogidas ante tanta hermosura: la valentía de las mujeres… su capacidad de lucha… su resiliencia, mujeres que sacan lo mejor de sí mismas porque desean y merecen una vida mejor para ellas y su familia.

Los procesos personales que acompañamos son muy largos, profundos…. inmensos. Las mujeres llegan al programa con una gran carga de violencia, miedo y desconocimiento del contexto más cercano. Con nuestro acompañamiento intentamos poner en marcha recursos y prestaciones, propias y externas, que posibiliten la autonomía de la mujer y la recuperación de su libertad.

Son muchos los pasos, pequeños y grandes, pasos acompañando a mujeres en esta inmensidad que son los procesos en los que se encuentran las víctimas de explotación sexual y trata. Víctimas que a veces, aunque no todas, consiguen por fin hablar, que tiemblan cuando narran el proceso que han sufrido: el dolor, el engaño, el miedo…pequeños y grandes pasos caminado junto a ellas, dignificando procesos.

Jere-Jere significa poco a poco en Edo, lengua nigeriana….

Poco a poco nos acercamos a las mujeres en sus contextos,… poco a poco vamos creando el vínculo necesario para poder llegar al grado de confianza necesario para plantear posibilidades y salidas de su situación y, poco a poco, con el esfuerzo en el día a día, algunas chicas consiguen cambiar el rumbo de sus vidas.

Un relato de Eduardo Galeano nos inspira a llevar la mirada más allá de lo oculto, de lo inmenso… y a caminar para descubrir la hermosura de esa inmensidad.

«Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, después de mucho caminar, la mar estallo ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

¡Ayúdame a mirar!»

 

SEÑOR, AYÚDANOS A MIRAR, Con ojos abiertos… mirada para reconocer en lo oculto…en la inmensidad… para sacar a la luz toda forma de violación contra los derechos de las mujeres.

SEÑOR AYÚDANOS A CAMINAR, porque tras quedar impactadas ante tanto dolor y sufrimiento…. después de los silencios…  es cuando podemos reconocer procesos de trata y explotación sexual.

Te pedimos Señor que te sepamos encontrar en el camino, caminando juntas nosotras y en especial junto a nuestras mujeres en sus procesos de dignificación.