Agentes de Cáritas29/07/2024

Aurora Aranda: «Cáritas sigue caminando desde una mirada positiva y esperanzadora»

Conversamos con Aurora Aranda, directora de Cáritas Valencia, que nos ofrece una valoración del momento actual en la sociedad y la entidad.

En este fin de curso donde nada se da por acabado ni nada se deja atrás, conversamos con Aurora Aranda, directora de Cáritas Valencia, que nos hace una valoración del momento actual en la sociedad y en la entidad y una estimación de sus proyectos inmediatos.

Tenemos muy frescos los datos de la Memoria Institucional 2023 con un aumento del 5 por ciento de las personas que atendemos y un 2024 que sigue la misma tendencia, con datos de aumento de la pobreza. ¿Qué se plantea Cáritas Valencia? ¿Hay algo más que se pueda hacer?

Un final de curso siempre es momento para tomar conciencia de que siempre se puede hacer algo más. Es momento de pararse, evaluar y revisar aprovechando los datos de la Memoria que nos acercan a una foto de la realidad y nos permiten ver dónde estamos y hacia donde tenemos que seguir orientando nuestra acción. Es momento de reafirmar y decir que «Cáritas siempre puede seguir caminando, siempre tiene horizonte y hacerlo desde una mirada de posibilidades y esperanzadora». Esa mirada coincide con el lema de nuestro Plan Estratégico que dio comienzo el curso pasado y que nos anima a «Abrir caminos a la esperanza». Vivimos una realidad social compleja, con datos que nos indican, por ejemplo, que a casi un ocho por ciento de las personas a las que acompañamos, lo venimos haciendo desde hace más de diez años o que el 70% de las personas que atendemos son migrantes y muchas de ellas en situación administrativa irregular. Constatamos también, que hoy ser mujer, estar sola con hijos a cargo o ser joven siguen siendo factores de exclusión.

¿La sociedad es consciente de los motivos de las personas migrantes? ¿Habría rechazo si supieran qué les lleva a dejar todo lo suyo y llegar, o intentar llegar, a otros países en busca de preservar la propia vida?         

La información y el conocimiento son fundamentales en la lucha contra los prejuicios y los estereotipos. Es lo que Cáritas intenta hacer a través de la sensibilización y la formación, ayudar a crear conciencias solidarias y críticas, y que permitan tener planteamientos y posicionamientos acordes a la realidad del momento. Yo veo una sociedad valenciana solidaria siempre que se la ha necesitado. Lo hemos visto los últimos años con la pandemia, la guerra de Ucrania, desastres naturales… Nuestra diócesis es muy comprometida. Es verdad que ese compromiso convive con un punto de individualismo, que muchas veces tiene que ver con experimentar cierta inseguridad al mirar lo que nos puede deparar el futuro.

En Cáritas tenemos una apuesta clara por la formación que ayuda a modelar miradas y revisar nuestros prejuicios o juicios de valor para desmontar mitos. El trabajo por el encuentro intercultural es complicado. Estamos muy arraigados y muy aferrados a lo nuestro. El testimonio de la Iglesia, a través de Cáritas, es fundamental. Una iglesia cercana a las personas independientemente de su origen o de su situación administrativa, reconociendo su dignidad como como hijas de Dios.

Otro de los temas importantes con el que nos encontramos es el del trabajo. Hoy, para muchas personas, un trabajo no es suficiente para mantener una estabilidad personal o familiar.

Es cierto. Hoy nos encontramos con muchas situaciones de precariedad laboral. La temporalidad, por ejemplo, que afecta en tantos casos a los jóvenes o las mujeres, es frecuente que no permita desarrollar un proyecto vital. Aun seguimos viendo acompañando a familias con rentas muy bajas y con contratos temporales y a tiempo parcial. Otro de los elementos es que, aun teniendo un trabajo con un salario, —y eso que el salario mínimo interprofesional ha subido—, no permite a las personas llevar adelante un proyecto de vida, teniendo en cuenta también el elevado precio de la vivienda. Siguen siendo necesario que las políticas públicas sean dialogadas y consensuadas, cercanas a nuestra realidad social y con una mirada que incorpore a la persona en el centro de estas políticas. 

En torno al tema de la vivienda que has mencionado, vemos constantemente publicidad de promociones de vivienda nueva y nos damos cuenta de que no van dirigidas a un sector importante de la sociedad. ¿No es un contrasentido?

Podríamos decir el derecho a una vivienda digna no alcanza a todas las personas y que la vivienda no se debe mirar solo desde un enfoque económico o desde la lógica del mercado. El elevado precio de los alquileres es muy preocupante y requiere de medidas que lo minimicen para que puedan acceder una parte importante de nuestra sociedad que se queda al margen por eso es necesario aumentar la oferta de vivienda pública en alquiler social. Nuestra misión tiene mucho que ver con ayudar a visibilizar las realidades de fragilidad y vulnerabilidad de muchas personas que no pueden acceder a los derechos como cualquier ciudadano y cómo eso dificulta el desarrollo de la persona, su familia, la autoestima o las relaciones sociales. Es muy preocupante darse cuenta de que hoy, tener una vivienda es más un lujo que un derecho.

¿Podríamos decir que Cáritas es un timón fijo con dirección no solo a acompañar a las personas más vulneradas de la sociedad sino a crear conciencia en la misma sociedad?

Cáritas sigue firme, como Iglesia que somos, en el compromiso de estar cerca de las personas más vulneradas y frágiles. Y lo podemos hacer gracias a los equipos de Cáritas parroquiales y a los proyectos que hay en toda la diócesis. Equipo que cuentan con casi cinco mil personas voluntarias que tenemos cerca de las situaciones diarias, cotidianas de cada una de las personas que acompañamos y atendemos. Esto tiene mucho valor hoy en día porque en un momento en el que, tal vez, el individualismo y los ritmos de vida cierran muchas puertas. Para las personas que están en situación de fragilidad y pasan por un momento complicado, sentir que hay alguien para el que cuento, sentir que hay alguien referente para mí al que puedo acudir tiene mucho valor, más allá del apoyo económico puntual que se pueda dar. Hoy caminamos hacia una Iglesia, como dice el Papa, “hospital de campaña”, abierta a todos, donde Cáritas sea espacio de escucha, de acogida, con calidad y calidez.

Por último, debemos hablar de otra pobreza que surge de una manera preocupante en cualquier ámbito de población y es la soledad de los jóvenes. ¿Cuenta Cáritas con recursos, o qué tiene previsto, para afrontar este sentimiento que debería ser ajeno a quienes podríamos decir que están empezando a conocer la vida?

Es un reto y es una línea de trabajo en la que tenemos que seguir avanzando. Hasta hace poco, cuando hablábamos de soledad no deseada, la vinculábamos a las personas mayores. Ahora hay un mayor porcentaje de jóvenes que están en situación de soledad no deseada. Es una realidad que nos preocupa. En los proyectos que trabajamos con menores, niños y niñas y adolescentes, vemos la dificultad de seguir acompañándolos a partir de una determinada edad: ¿cómo mantenerlos vinculados a los espacios educativos, formales o no formales? ¿Cómo seguir trabajando con las familias para que se mantengan cercanas a los espacios que hasta ahora les habíamos ofrecido? ¿Cómo coordinarnos, también, desde la formación para el empleo y orientarles en una alternativa de futuro? Es necesario seguir ofreciendo respuestas a las nuevas realidades que vamos viendo.